lunes, 23 de abril de 2012

un instante de libertad

Necesitaba escribir... sacarme del pecho los sentimientos y la única manera que encuentro es meterlos dentro de palabras porque éstas nunca son mías una vez que salen de mi.

En un intento desesperado, pretendo que los sentimientos se metan dentro de esas palabras y se hagan de mi independientes como globos de helio que viajan solos... sin destino y sin retorno.

Si lo digo, si lo escribo, si logro liberar estos sentimientos que viven encadenados a mi ser, si les dejo la puerta abierta y los encadeno en cambio a las palabras que escribo quizás se vayan, quizás por un momento me dejen ser...

En su viaje quizás se encandilen con las luces de la ciudad, se emocionen con las nuevas personas que conocerán y con las nuevas historias que escucharán.

Podrían maravillarse con la arquitectura, y perderse en lo profundo del mar, dejándose llevar por la corriente hacia otras costas que les den aun más aventura de la que aquí nunca encontrarán.

Jugarán con las demás personas que inocente y cordialmente se ofrecerán a ayudarlos en su primer día en libertad. Se reirán, y pensarán que quizás el lugar de donde provienen no era tan bueno en realidad.

Encontrarán nuevas victimas a quienes torturar y las harán sentir todo lo que a mi.

Con un poco de suerte se olvidarán de donde provienen, de donde nacieron y no podrán recordar luego de tanta diversión, el camino a casa.

En el fondo lo sé, muy en el fondo sé que de todos modos volverán. Y que cuando más desprevenida esté me encontrarán y lograrán escabullirse nuevamente con su encanto, haciéndose pasar por corderos cuando en realidad son leones. Me extrañarán, verán que en mi alma retorcida hay más emoción que en toda la humanidad y ahí me buscarán y ahí me encontrarán y ahí sin pensarlo dos veces les abriré las puertas de mi alma nuevamente porque en el fondo, a pesar de que me hacen mal, no puedo negar que son y serán siempre mi droga, mi enfermedad.






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